jueves, 23 de junio de 2011

Cartas a mis niños. Comentarios sobre la Santa Biblia.

Por Eduardo

Estimados lectores:
Cuando por razones de trabajo, he debido alejarme de mi hijo y mis sobrinos durante mis estancias en el exterior, he tratado por todos los medios de seguir contribuyendo a su educación. Para ello empleo normalmente el Email, para transmitirles los tópicos que deseo abordarles en muy diversas temáticas. Tengo que confesar que en tal sentido he tratado siempre de emplear un lenguaje lo más sencillo posible, con el avieso propósito de pretender captar la atención de los chicos y poderles hacer llegar el mensaje que deseo transmitirles. Claro, que el tiempo ha pasado, y en la actualidad puedo abordar temas más complejos, porque a la edad que ya han alcanzado se suma el hecho de que todos son estudiantes talentosos.
Algunos amigos cariñosos me han recomendado la publicación de estos textos en forma de libro, basándose fundamentalmente en que trabajos de esta naturaleza no abundan en nuestra actualidad editorial. Quizás en mí, tenga un peso enorme la influencia que ejercieron durante mi niñez las lecturas de la Edad de Oro, regalo del Apóstol José Martí a los niños de América, y de las obras del gran cubano español Herminio Almendros. Pero lo cierto es que deseo algún día, si la vida me lo permite, dedicarme a escribir para los niños. En el día de hoy pongo a su consideración, un ejemplo de una de las misivas que transmití a mis hijos. Abordo en este caso mi visión personal acerca de la Biblia y algunos aspectos acerca de las semejanzas y diferencias entre las religiones cristiana y judaica.