lunes, 11 de julio de 2011

Libertad para matar.

Gabrielle Giffords, después del atentado

 Por Eduardo
Este artículo fue escrito a principios de este año. La muerte de Facundo Cabral me ha motivado a ponerlo de nuevo, a la disposición de los seguidores del Blog de Edu. Aunque ha pasado algún tiempo, pienso que las ideas que expuse en aquel entonces, a la luz de los acontecimientos actuales, las continuaré defendiendo ahora con su reproducción, con la misma fuerza y pasión de entonces.

Aunque me he perjurado cumplimentar tareas que para mí son ineludibles, y a las cuales, de hecho, he dedicado casi todo mi tiempo de estos días, hoy decidí hacer un alto en el camino, y escribir algunas líneas para expresar algunas inquietudes. Trataré además de hacerlo lo más brevemente posible, condición que no siempre logro cumplimentar, debido a mi costumbre de escribir tal y como hablo cotidianamente, lo cual mis íntimos saben que no es poco.
Leyendo hace unos días un foro de debate en la BBC, sobre la tragedia en Arizona, me sorprende apreciar, que un sinnúmero de participantes expresaban esta idea, la cual resumo en mi redacción, pero que en esencia expresa literalmente lo que transcribo:

“Aunque es una tragedia sin límites la muerte de esas personas, entre ellas una niña de nueve años, y que la congresista Gabrielle Giffords se debata entre la vida y la muerte, con un balazo de una Glock de 9 mm en su encéfalo, este suceso es una muestra más de la libertad que existe en los Estados Unidos de Norteamérica. Esto contrasta con la actitud de los gobiernos “tiránicos” de Cuba y Venezuela, que no permiten que los ciudadanos ejerzan el sacrosanto derecho de portal armas y matar a sus semejantes democráticamente”.

Facundo Cabral, no debió morir.

Facundo Cabral, guitarra en ristre.
 Por Eduardo

Las noticias relacionadas con la muerte son ya tan comunes en los medios masivos de comunicación, que ya ni siquiera los niños al escucharlas se sorprenden. Sin embargo, la noticia, del asesinato del poeta y trovador argentino Facundo Cabral en Guatemala, al ser transmitida ayer por el Noticiero Nacional de Televisión de nuestro país, me dejó anonadado. Tengo que confesar que no me cuento entre sus fanáticos y seguidores. Soy totalmente incapaz de recordar una sola de las letras de sus canciones. Sin embargo, esto quizás se deba a que la noción de la existencia del bardo me llegó ya entrada la madurez, cuando ya de tanto emplear la mente, esta pierde la capacidad de registrar en memoria las letras de las composiciones musicales como antaño.
Yo siempre he sido seguidor de la Nueva Trova cubana; y a través del conocimiento de la obra de Silvio, Pablo, Noel, Vicente, Sarah, Santiago, y muchos más a lo largo de tres generaciones de trovadores, me puse en contacto con la obra de grandes cantores poetas de la América Latina. Chico Buarque de Holanda, Alberto Cortés, Daniel Viglietti, Milton Nascimento, Gilberto Gil, Caetano Veloso, Fito Páez, pasaron a formar parte de mis preferencias musicales. Sin embargo, Facundo Cabral era un perfecto desconocido para mí, hasta un día. Esa jornada supe de él a través de un amigo mío, que reproducía en su laptop un concierto grabado en vivo del trovador.