viernes, 11 de octubre de 2013

Nuestras ideas no se imponen, son heroica herencia.



Apoyo a Máximo Gómez tras su destitución por la Asamblea del Cerro

 Por Eduardo



Yohan,

En tus palabras olvidas un principio que recoge el adagio de Maquiavelo de que: “En toda fortaleza sitiada, el disenso lleva inexorablemente a la traición”. ¿Y qué otra cosa es Cuba sino una fortaleza sitiada por el imperio más poderoso que haya existido jamás? Yo viví, y no olvido, la caída del campo socialista. El discurso que hora empleas, se parece mucho al que un grupo de graduados de la antigua Unión Soviética, que fueron ubicados en mi Universidad de Matanzas, y a los que apodamos “los Perestroikos”, muchos de los cuales eran militantes de la UJC, nos endilgaban allá por los finales de los años 80 del siglo XX. Hoy la mayoría de nosotros, los jóvenes comunistas de entonces, seguimos en la UMCC, y la gran mayoría de ellos viven en Miami, a donde fueron a buscar la “democracia” y la “libre expresión”.
Al socialismo en Cuba se llegó a partir de una lucha a brazo partido con el imperialismo yanqui, ante el cual no podemos desarmarnos porque como dijo Fidel, los que cedieron en principios no sobrevivieron al error. Tú me hablas del contexto histórico como si el imperio hubiese desaparecido, y el mundo fuera un paraíso terrenal, y no estuviera bajo los efectos de una gran crisis que abarca los campos, económico, ideológico y por si fuera poco el medio ambiental. Si ellos, los yanquis hubiesen tirado la bomba atómica en Cuba, durante la crisis de octubre, varias generaciones de cubanos, entre ellas la tuya, no hubiesen nacido.