viernes, 17 de julio de 2015

Nadie está por encima del pueblo.

Tanque T-34 destruido por la artillería mercenaria en Girón
 Por Eduardo

Orlando
También te digo que las pérdidas nuestras fueron muy superiores a las de los mercenarios. No sé si has estado en la Ciénaga, pero yo que me la conozco como la palma de mi mano te digo que la ofensiva de los milicianos tenía que ser casi de uno en fondo. En la ciénaga ambos lados de la carretera de Jagüey a Playa Larga solo hay tembladera. A los mercenarios se les aflojaron las patas en Playa Larga y Pálpite.
A los T-34, que no les quedaba más remedio que avanzar en columna, y no podía desplegarse bajo riesgo de hundirse en la ciénaga. En Pálpite, cuando trataron de avanzar, bajo el mando del fallecido General Néstor López Cuba, lo que le pusieron los mercenarios con los cañones sin retroceso de 75 mm fue coquito con dulce de guayaba.
Pusieron el pelotón de vanguardia con sus tres tanques fuera de servicio en unos minutos. La infantería no podía proteger a los tanques porque los mercenarios habían emplazado cinco calibres 50 en nidos separados a 50 metros y chapeaban todo el frente del avance revolucionario. ¿Tú sabes lo que hace un calibre 50 cuando tira rasante? Arranca piernas, brazos, cabezas y todo lo que se le ponga por delante. Esos hombres que avanzaban sobre ellas, con su camisita azul cielo, lo que tenían eran unos, eso mismo, como pocos en el mundo.