Por Eduardo
Anónimo:
Yo tengo más de 50 años, y he vivido personalmente la
traición de muchos y el reblandecimiento de no pocos. Y si reafirmo mi
condición de comunista, no es porque me crea el mejor de los revolucionarios,
sino porque sencillamente los seguidores de Marx, Engels y Lenin, que
históricamente han sido perseguidos, denigrados, torturados y desaparecidos por
cuanta dictadura se enseñoreó durante mi niñez por estas tierras nuestras,
tenemos tanto derecho a decir nuestras verdades como los supuestos defensores
de la democracia occidental.
Cuando yo era un joven profesor universitario surgió la
Perestroika en la URSS, y muchos comenzaron a hablar dentro de las filas de la
UJC, de la glaznot, de la democracia representativa, de la socialdemocracia,
etc (lo primero que hicieron los partidos de Europa del Este fue cambiar sus
nombres de Comunistas a Socialistas, para después desaparecer). El final de
todos los antiguos militantes conocidos como los “perestroikos”, fue engrosar
las filas de la contrarrevolución. Hoy el 90% de los que conocí, viven en Miami
y son abiertos partidarios del bloqueo a Cuba.